Después de una noche sin dormir y un par de chupitos de hierba en el escritorio, decidimos ir a esta cementera abandonada en el polígono industrial del Berrocal, cerca de La Overuela, mi supuesto pueblo. Para ir, tuvimos que pasar la autovía hasta encontrar un camino e ir por ahí por seguridad,  hasta que... topamos con un precipicio. Dimos marcha atrás y continuamos arriesgadamente por la autovía. Llegamos, vimos un aparcamiento, y en algunas plazas aparecía la carga máxima autorizada de los camiones.

Por muy hipotético que suene, para poder pasar a la cementera tuvimos que quitar el cartel donde ponía textualmente; "Prohibido pasar". Subimos unos escalones, hasta llegar a la tolva, a 10 metros de altura, sin dudas unas vistas espectaculares. 

Cuando bajamos de la cementera, vimos que la puerta de una pequeña nave estaba semiabierta, por lo que decidimos entrar. Aparentemente parecía un antiguo lavadero de camiones, ya que había una especie de vías para las ruedas y era del tamaño exacto a uno.

A cinco minutos de la hormigonera, nos encontramos un posible matadero. La primera de 450m2, y la segunda de 350m2, con piscina incluida, por supuesto. Su interior tiene dos cosas en peculiar: Está destrozado, y lleno de basura.

Cogimos el coche y curiosamente, venía la policía por detrás. Sospechamos que, alguien de los talleres de al lado de la hormigonera llamó a la policía, y mientras estábamos en las naves, vino. Es un polígono aislado de la ciudad donde apenas hay personas, por lo que es muy extraño ver un coche de policía por casualidad.